Andropausia.
(Hipogonadismo primario del adulto)
Durante años, el género masculino, habíamos pensado, que los cambios físicos y emocionales, que acompañan el cese de la producción de las hormonas eran exclusivos de la mujer (Menopausia) , y que los varones éramos inmunes a este tipo de situaciones.
Desde hace algunos años, los estudios al respecto, han revelado que en el hombre, se da una situación similar, y aunque no es exactamente igual, como lo comentaremos en renglones posteriores, el efecto es muy parecido.
En el varón, existen dos hormonas con efectos androgénicos, es decir virilizantes: La testosterona, hormona principal del varón, y que se produce en los testículos, y la androsterona, hormona secundaria, también virilizante, que se produce el la glándula suprarrenal.
El comportamiento de ambas hormonas al través de la vida es diferente, ya que curiosamente la androsterona, alcanza alrededor de los treinta años, su pico máximo de producción y a partir de esa edad, desciende gradual, pero rápidamente.
En el caso de la testosterona, su producción se mantiene durante toda la vida, en general nunca desciende por debajo de los límites considerados como normales.
Aquí la situación es un poco más compleja; cuando el testículo ha sintetizado a la testosterona y la envía a la sangre, para que a través de ella, llegue a todo el organismo, la testosterona es transportada por proteínas (SHBG) en una buena parte, pero otra porción de la testosterona, queda libre, y es ésta fracción libre de la testosterona, la que en realidad es la forma activa de la hormona, ya que cualquier órgano, aparato o sistema que la requiere, fácilmente la obtiene de la sangre circulante.